domingo, 29 de noviembre de 2015

SUEÑO CON SOÑARTE


"Mi lugar en el mundo estaba en tu mirada 
y me parecía tan incontestable y perpetuo que 
nunca me molesté en averiguar cuál era"…

Estas palabras no son mías, es un párrafo del libro que me leí la semana pasada cuyo título es "TAMBIÉN ESTO PASARÁ", y su autora es Milena Busquets, libro que me recomendó una buena amiga.

Verdaderamente mi lugar en el mundo estaba en tu mirada, y desde que te fuiste todo ha cambiado.
No soy la misma de hace años, era una veinteañera con ganas de comerse el mundo y con un batiburrillo de ideas por desarrollar… poco queda de aquellos años, bueno, sí, queda la esencia, los principios y los valores.
La Lucía de ahora tiene esos principios mucho mas asentados, esos valores más reforzados y esa esencia en su máxima expresión, si ahora sonrío, antes sonreía por mil, era mas ingenua (aún), había vivido menos cosas fuertes, por así decirlo, por no decir ninguna. 

Me enseñaste mucho, más bien, todo, desde tu marcha no hay día que no piense en tí, en tu mirada, en esos ojos que tanto trasmitían y ninguno de tus hijos hemos heredado, pero eso tiene una explicación: porque eran inigualables.

Tú eras inigualable.
Eras única en todas y cada una de las cosas que hacías, que decías y que hacías sentir.

Cuando veo una foto tuya, me quedo mirándola y durante un rato, me quedo sin habla, inmóvil, recordando justo el momento donde se hizo esa foto (si es que yo estaba presente) y pensando que te tengo delante, es como si quisiera dar vida a esa imagen, como si de una ilusión óptica se tratara, no sé… , de alguna manera me da paz, y pienso que algún día volverás, pienso en oir tu voz, ¡ojalá pudiera oír tu voz! Me daría tanta paz… 

No sé como en ese cuerpecito que Dios te dio, cabía tanta bondad, tanta humildad, tanto amor que dar y regalar, y sobre todo cómo podía albergar tantas batallas ganadas en salud, a quién le contabas por todo lo que habías pasado, y te veía, no se podía creer que te hubieras repuesto de aquello, pero al final después de mucho luchar algo te ganó la batalla, pero tú ganaste la guerra, la guerra de la vida.

Ahora vivimos una vida, distinta a la de años atrás, me han pasado muchas cosas desde entonces, me hubiera gustado vivirlas contigo, te he necesitado en tántas ocasiones… y en muchas de ellas he preferido hacer las cosas sola, sin ayuda de nadie porque nadie como tú lo habría hecho mejor, no encontraba mejor compañía que tú. Sé que me hubieras apoyado en todas las decisiones que he tomado en estos años, te hubieran gustado mas o menos, pero solo hubieras querido mi felicidad, y sabes que lucho por ser feliz, y de ahí mis decisiones.

Procuraba no llorar delante de tí, y menos en los últimos meses, sacaba una sonrisa de donde no la tenía para que no me vieras triste, no hubiera sido justo, eras tú la que estabas sufriendo en tus propias carnes la batalla, los demás lo sufríamos emocionalmente, y nunca te quejaste, yo no tenía derecho a hacerlo, y por eso huía cada vez que sentía que el pecho me oprimía y de alguna manera sentía que podían nadar ballenas en mis ojos con tantas lágrimas. Entonces, me iba para que no me vieras. 

Ahora lo sigo haciendo, es raro que llore delante de nadie, y cuando tengo que llorar, pues busco mi rinconcito en el mundo, que tu ya sabes cual es, y allí me voy un ratico a desahogarme, a que naden esas ballenas en mis ojos y el dolor en el pecho desaparezca y de alguna manera, me alivie.

Soy muy observadora, y observo con mucha ternura a madres con sus hijas, verlas de tiendas, compartiendo momentos incluso me hace gracia cuando las veo no ponerse de acuerdo por qué café comprar, y me dan ganas de decirle "qué suerte que la tienes, DISFRÚTALA. Disfruta del regalo que tienes delante, no te enfades con ella, abrázala, abrázala por tí y por mí".

Hay tantas cosas que hubiera hecho contigo, tantas cosas que te hubiera contado, llorado, te hubiera llevado a muchos sitios… te hubiera disfrutado muchísimo mas en esta época y hubieras disfrutado mucho de mi niña, ahora que vuelvo a vivir en casa. Pero me quedo con todo lo que vivimos, todo lo que te disfruté, todo lo que te abracé, y ahora veo a mi hija y quiero pensar que es una parte de tí, es mi pedacito de cielo particular que hace que ría y llore de alegría. Y la disfruto como si hiciera contigo, y aunque no tenga ganas, aunque haya tenido un mal día, me levanto, me río y sonrío, todo por ella (y por tí).



Me quedo con todo de ti, con tu recuerdo, con tu esencia y estás conmigo en mi vida, en mi día a día, en mis decisiones, en mis alegrías y en mis penas, en mis días buenos, y en mis días malos, y sé que me guías, eres una estrella que dejó y deja huella.

Cada noche sueño con soñarte, con oírte… hace poco me preguntaron:

"¿La echas de menos?"
Y respondí: CADA DÍA.

Pero mientras, quédate a mi lado. Gracias por existir (y lo digo en presente).



No hay comentarios:

Publicar un comentario