viernes, 27 de junio de 2014

En el recuerdo

Hay momentos que ni te imaginas que pueden cambiar tu vida de un minuto a otro. Sales  a darte una vuelta y disfrutar de una de tus pasiones y no regresas jamás… Esto es lo que le pasó el fin de semana pasado a uno de mis titos y en su memoria y para todas aquellas personas que lloramos su pérdida y la de otros familiares queridos y luchan por afrontarlo les dedico este post.

Hasta que no pasas por algo tan tremendo como es la pérdida de un familiar como puede ser un padre, una madre, un hermano o una pareja, nunca sabes cómo es eso. Desgraciadamente hasta que no te pasa no puedes ponerte en su piel, no llegas a valorar tanto la vida, los momentos que se viven en ella, las personas que te rodean,… hasta que las pierdes. 

Las personas que nos quedamos aquí comenzamos a ver la vida de otra manera, desde otra perspectiva, desde un punto de vista, de primeras, muy triste, no se le ve salida, quizás te encierras en tu mundo y no quieres salir a ver el mundo que queda ahí, por miedo quizás, por falta de fuerza y ánimo. Son pérdidas que nunca se superan, sólo con el tiempo aprendes a vivir sin ellas, nunca entenderás el porqué, pero comprenderás que ese es su final, es su destino y Dios ha querido que sea así por algún motivo, y que la muerte es otra etapa de la vida, pero sólo con el paso de los meses y años se ven las cosas de otra manera.

Aprendes a vivir con su recuerdo, ese recuerdo que queda en cada esquina de la casa, en su sitio preterido del sofá, en su manera de reír, llorar, hablar o mirar. Aprendes a hacer todas las cosas teniendo siempre presente como lo hacía ella, y aprendes de ella aunque no la puedas tocar, que sí sentir.

De alguna manera u otra, aprendes a vivir de nuevo. 



Sobre todo cuando ves que la persona que más la quería en el mundo es capaz de tirar para adelante, no llorar delante de sus hijos para que no lo vean triste, cuando ves que más que nunca la familia está mas unida, cuando ves que saca fuerzas de donde no las hay para salir a la calle e irse a trabajar y enfrentarse al mundo, a ese mundo que constantemente le va a recordar lo que ha pasado,… Pero ahí está, grande y fuerte ante las adversidades y caprichos del destino.

La persona de la que hablo es mi padre. Junto con mi madre me han dado una lección de vida, la lección más importante que se le puede dar a unos hijos, LA LECCIÓN DE LA VIDA. 
Tras su pérdida, ha luchado como nadie para seguir hacia delante, siempre pendiente de nosotros y nosotros de él, demostrándonos que aunque es una pérdida que no se puede superar, ha querido seguir viviendo, ha querido demostrarnos que hay que mirar hacia delante.
Él no sabe de la existencia de este blog, las tecnologías y él no se llevan muy bien, de hecho no creo ni que sepa qué es esto de los post, pero desde aquí, quiero darle las gracias por estar ahí, por no abandonar nunca ese amor hacia mi madre y hacia sus hijos. Seguramente no es el padre mas cariñoso del mundo, ni nos dé besos, pero con sus palabras, miradas y hechos nos demuestra cada día que es un ejemplo de superación, un ejemplo a seguir, y yo personalmente cada día estoy más orgullosa de ser su hija pequeña.



Al igual que él, todas aquellas personas que han perdido a sus parejas, hijos, y han sabido mirar al cielo y continuar el camino que han dejado ellos. En especial a mi tía, que aunque ahora lo vea imposible, algún día verá la luz, algún día verá la luz que destella desde el cielo y que le animará a salir a la calle, a sacar a su nieto de paseo, y a disfrutar de sus hijos y de ese amor incondicional que solo una madre es capaz de dar a sus hijos.

Nunca es tarde para darse cuenta que nunca es tarde. Fuerza, ánimo y todo el cariño del mundo para vosotros, familia.


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